Dice José Miguel Bravo de Laguna para justificar este gesto que se limita a cumplir con uno de sus compromisos electorales: reponer la bandera donde el PSOE la retiró por recomendación técnica. Dando por sentado que los técnicos no habrán cambiado de opinión, debemos concluir que habrá sido la mayoría gobernante pepera la que ha cambiado de técnicos. A no ser que estemos ante una bandera que no se caerá en la vida y que, en el caso de caerse, respetará con mimo a los peatones y a los miles de automovilistas que circulan diariamente con sus coches por sus alrededores, la Avenida Marítima de Las Palmas de Gran Canaria. Para mejor proveer, Bravo ha mandado una nota de prensa muy reveladora: hemos invitado a todo el mundo, a todas las autoridades de todos los partidos políticos. Un esfuerzo comunicativo con el que el PP en el Cabildo quiere tratar de disipar cualquier sospecha de que nos encontramos ante un acto de pura reafirmación pepera y de reconocimiento público a su presidente regional, José Manuel Soria, que chupa banquillo de oposición desde que abandonara voluntariamente el Gobierno de Canarias hace ahora mismo once meses. Sólo faltará que suene el himno de campaña del PP, todo ello con dinero público, como corresponde a los tiempos de recortes que sufrimos todos los españoles.