Dada la igualdad ante la ley de la que disfruta Soria respecto a cualquier otro ciudadano del territorio español, casi estamos por apostar que también esta última denuncia de Felipe Campos resultará archivada. No podemos predecir, sin embargo, que lo sea en fase de admisión, es decir, inadmitida directamente por la Fiscalía, o si habrá alguna diligencia de investigación que permita en su momento a la Sala entretenerse en averiguaciones profundas como el tono empleado por el vicepresidente para proferir las presuntas calumnias, la grabadora empleada por el periodista que le pasó el audio al letrado, el número de moscas que revoloteaban en la sala en ese momento, provocando una distracción absolutamente perdonable y humana en el interviniente... O aún de más complejidad: comprobar si en el momento de las escuchas a tito Paulino, el agente de la Guardia Civil llevaba o no totalmente abotonada la guerrera y el tricornio convenientemente calado y en perfecto estado de revista. De no ser así, nos tememos, no habrá de hallarse delito. Y todo ello sin descartar el fraude procesal en el denunciante. ¿Igualdad, me preguntas? Igualdad eres tú.