Efectivamente, el único proyecto realizado, adjudicado a la misma UTE que tiró el escalextric (FCC-Santana Cazorla, crucen los dedos) en un concurso de proyecto y obra por 14,5 millones, no sirve. Se trata del que ha diseñado los rellenos en la desembocadura del barranco para ganar dos kilómetros de ancho por ochenta metros de fondo, que en su redacción original arrojaba dudas. El nuevo proyecto, que impediría que en días de marea el agua entre hasta los parterres del teatro, ya lo tiene la Autoridad Portuaria de Las Palmas. Las demás pretensiones del plan maestro de Busquet habrá que revisarlas una a una porque van desde San Cristóbal hasta San Telmo, y tierra adentro, hasta la rotonda de El Batán. Algunos deseos parecen económicamente irrealizables, como la depresión de la autovía y consecuentemente del barranco.