Resulta que González Bravo de Laguna no ha sido nunca accionista de este periódico (ni de ningún otro medio de comunicación), según declararon este viernes Carlos Sosa y el propio empresario. Pero resulta también que Soria sí habla a menudo con su nuevo denunciado y que poco antes del juicio de Isolux se lo tropezó en una boda y le recriminó que fuera a acudir como testigo a propuesta del periodista a esa vista oral. Pero, para mayor escarnio, la esposa del vicepresidente, Mari Carmen Benítez, es madrina de bautizo de una de las hijas del empresario, lo que desmonta en gran medida las tesis sorianas sobre una conspiración judeo-masónica contra él. No se rinde Manolo y su abogado, González-Cuéllar, que ahora anuncian que van a llamar a declarar a testigos que nunca vieron al político amenazar y coaccionar al empresario. Es lo que se llama la prueba de un hecho negativo, o prueba diabólica. Un disparate más, para que no pare la ruleta.