Se las prometía muy felices el movimiento franquista, que logró un par de escaramuzas de perfil bajo -tipo meneos en la Caja de Ahorros para conseguir medio apoyo mediático- y creyeron que habían sido nominados a Reyes del Mambo. Flor de un día, nos tememos, porque si algo tiene de bueno el PSC es que deja hacer hasta que se considera justo y necesario. El deterioro ha alcanzado niveles supremos, de índice federal, impensables en un momento de recuperación generalizada del socialismo. Tanta es la decepción que ha llegado al extremo de que muy pocos de los cerebros y cuadros valiosos del partido (jóvenes y no tanto) quieren saber nada de la catarsis franquista tan ricamente instalada. Pero no han hecho nada los contestararios en lo orgánico salvo criticar soto voce y esperar acontecimientos. Sabían que la reacción vendría de la Federal, vía Ejecutiva Regional, que ya ha lanzado el ultimatum: “Ni Demetrio al Cabildo ni Eduardo al Parlamento, ¿estamos locos o qué?” Si Eduardo González no puede optar al Parlamento -al menos en los tres primeros puestos de salida-, ni le dejan cumplir sus compromisos para el Cabildo, le controlan la operación alcaldía de Las Palmas y le puentean cada vez que lo consideran oportuno, el paso siguiente tardará horas en producirse. Y no es que le vayan a pedir que presente su dimisión, sino que esperarán que lo haga voluntariamente. Para ahorrarse el finiquito, vamos.