Según Rita Martín, alguien ahí afuera nos quiere ahorcar, no sabemos si como identidad turística, como pueblo en busca de un modelo de crecimiento sostenible, como ciudadanos perplejos ante la ineptitud de esta consejera o sencillamente en aplicación de alguna práctica sadomasoquista que esta conejera repudia. Su discurso de este miércoles en el Palacio de Congresos de Maspalomas acabó con una cita de Benjamín Franklin: “O caminamos juntos, o nos ahorcarán por separado”. Lo de caminar juntos casi somos capaces de entenderlo: la consejera no quiere estar sola y pide al sector turístico que le acompañe a ver si, llegado el momento de riscarse, los empresarios se riscan con ella. Lo de ahorcarnos por separado ya nos cuesta más digerirlo, porque si bien es cierto que la cita sirve para un zurcido y para un fregado, aquí parece traída por los pelos porque, de ser cierta la descripción de doña Rita de que el turismo va en caída libre, más parece que el ahorcamiento sería en todo caso colectivo. Salvo que ella se mande a mudar antes a la Conchinchina y nos deje a todos sin su brillante gestión y esas palabras siempre tan sabias y esperanzadoras.