Urge un tratado sobre la amistad en el Parlamento de Canarias. En esas conclusiones eólicas con las que Soria ha hecho comulgar a Adán Martín (se desintoxicará el presidente estos días en Uruguay) se habla de la amistad del enemigo público número uno de Soria con Celso Perdomo, y de ahí él cuelga una imputación de un delito ciertamente imposible. Se saltó Soria el reconocimiento que él sí hizo en la comisión de investigación de su amistad con Javier Esquível, que el empresario también reconoció en sede parlamentaria. Una amistad, queridísimos y pulcros parlamentarios, que dio incluso lugar a un alquiler de un chalet que también debería ser objeto de un motorista a la Fiscalía. Ah, no, ¿en qué estaríamos pensando? La Fiscalía está para la oposición, y no para los que delinquen en sede parlamentaria.