Salvador García Llanos es un tipo entrañable, sensible, amante de la palabra bien pronunciada y colocada en su sitio exacto. Es periodista de profesión pero político de vocación, y sabe combinar ambas cosas de modo atractivo e inteligible. El discurso de toma de posesión ya prometía de antemano: se tituló “Valores, confianza y convivencia” y a lo largo de su lectura, Salvador fue haciendo una emotiva declaración de intenciones con una fuerte carga de compromiso con su ideología y con Canarias. Hubo una frase ciertamente troncal, que fue pronunciada por primera vez por un socialista en Canarias en octubre de 1982: “Recuperemos el amor por las cosas bien hechas”. García utilizó una variante (“hagamos (...) una demostración de amor por la obra bien hecha”) para referirse a los funcionarios del Estado que de él dependen desde ahora. Felipe González la empleó para trasmitir una de las ideas del cambio.