La denuncia contra la tremenda chapuza que montó el Gobierno canario con el concurso de contenidos y contratación publicitaria de la Televisión Canaria fue interpuesta en mayo de 2008 por el PSOE y Nueva Canarias, que utilizó para ello a sus tres consejeros en el ente público RTVE. El escándalo era (y es) de libro: se anulaba un concurso cuando ya habían sido abiertas las plicas con el muy noble objetivo de que no le fuera adjudicado a la única empresa que concursó, Socater, participada por el grupo Prisa y Editorial Prensa Canaria, entre otros, los concesionarios de estos servicios desde la creación de Televisión Canaria hasta la llegada de Paulino Rivero. El presidente no quería que la cadena pública estuviera en manos incontroladas y convenció a Canarias7, a El Día y al Diario de Avisos para que formaran Videoreport Canarias con Videoreport y V-News (Antena 3 TV). La empresa concursó por invitación, una invitación con garantías. Luego El Día se echaría fuera por un cabreo de don Pepito con Juan Francisco García, propietario de Canarias7, que fue nombrado presidente de la sociedad adjudicataria.