Como recordarán, Félix Santiago mantuvo un sonado pulso con la Confederación de Empresarios en el momento en que al frente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas se producía el relevo de Emilio Mayoral (PSOE) por Javier Sánchez-Simón (PP), fruto de las eternas trifulcas políticas canarias. El nuevo presidente tenía que sacar adelante una remodelación de su equipo que necesitaba el respaldo del Consejo de Administración, y los dos votos de la Confederación de Empresarios se tornaron entonces imprescindibles para frenar aquellos intentos. Sebastián Grisaleña, patrono de patronos, se mostró favorable a apoyar a Sánchez-Simón, pero Félix Santiago se cerró por completo en banda, tanto que hasta llegó a dimitir de su propia dimisión como consejero, oportunidad que aprovechó la CCE para darlo por destituido y sustituido por el ahora rehabilitado Sánchez Tinoco. Pero el galdense recurrió ante los tribunales, que hasta ahora le habían dado la razón en sus pretensiones de ser el representante genuino de la Confederación, aunque no haya aparecido por el Puerto en los dos últimos años.