Dicen las malas lenguas majoreras que el PP quiere presentar a Esther Álvaro Soler a la alcaldía de Pájara, donde ejerce de policía local, y que este era un buen momento para lanzarla al estrellato, a los focos y a las cámaras, aunque sea haciéndole los coros a Rita Martín. Su mentor político se llama Domingo Rodríguez, de esa poderosa familia promotora turística, controladora de la Cámara de Comercio (o así), con mando en la plaza del sur de la Maxorata, una vez pactó con Soria renunciar a la lucha por la presidencia insular si se le dejaba el control de esa zona. Rodríguez es el presidente local del PP de Pájara, donde Esther Álvaro es secretaria general y valor en alza entre los conservadores majoreros y algunos canariones de mucho peso (político y del otro). Ha empezado con muy buen pie, a tenor de las descalificaciones lanzadas por las asociaciones empresariales más poderosas de todas las islas, incluidas Asolan, de Lanzarote, feudo de Rita Martín, y Fuerteventura, de donde sale tan deslumbrante propuesta. Una isla, por cierto, que está haciendo aflorar políticas conservadoras de mucho atrevimiento y poco seso. Porque, además de la señora Álvaro y la mismísima Montelongo, hace tiempo que le cogimos la matrícula a una tal Almudena Monserrat que seguro que volverá a dar que hablar próximamente.