Para contratar esos trabajos, les decíamos, el Cabildo de Soria se salta la transparencia, el rigor y el principio de legalidad y lo delega todo en la Sociedad para el Desarrollo de Gran Canaria, empresa de capital público pero que adjudica sin los controles que tiene la cosa pública, es decir, a quien les dé la gana. Lo hacen, insistimos, porque no aprenden del batacazo, y en cumplimiento del primer mandamiento de la Ley del PP: digo una cosa y me la venden como estupenda mis corifeos en los medios, que para eso están. Y el mandante hace lo que más interesa a sus intereses, personales o partidarios. Por si alguien duda de nuestra condicion de augur, tomen nota: se lo quieren adjudicar al grupo del arquitecto Palop. Ya saben, Palop. Si acertamos, cada lector nos manda un euro, como el que siempre lleva Trillo en el bolsillo para hacerse el gracioso con los periodistas.