Para reforzar nuestras tesis acerca de lo que lleva ocurriendo en San Bartolomé de Tirajana desde el bananero espectáculo de la moción de censura podríamos agarrarnos a una infinidad de máximas incluidas en el refranero español. Por ejemplo, “lo que mal empieza mal acaba”, porque todo hace pensar que las relaciones entre los emocionados mocioneros se están resquebrajando por momentos. Hay teorías para todos los gustos, y van desde la cercanía de las elecciones y la necesidad de marcar diferencias, hasta el cansancio que produce estar todo el día con los dedos pulgar e índice en la nariz y mirando para los celajes. “Cuando el río suena es porque agua lleva”, dice otro refrán mesetario. Sustitúyase río por barranco (récese para que no corran allí, que habrá tercer tropezón en la misma piedra) y piénsese en los rumores que circulan estos días por ese pedazo de marco incomparable acerca de la amenaza socialista de no apoyar el nuevo Plan General y dejar todas las promesas incumplidas a los que tanto alentaron la censura. Sería una tragedia para algunos que tan felices se las prometían.