“Las instrucciones que recibí eran que en los contratos y adquisiciones que se hicieran había que hacer lo posible por beneficiar a determinadas empresas cercanas a personas del PP, entre ellas una (o varias, porque tenía varias denominaciones) de un concejal del PP en Puerto del Rosario, que a cambio de esas adquisiciones se encargaría de ir equipando y decorando las sedes que el partido iba abriendo por toda la isla. Las sedes han quedado muy bonitas y modernas, hasta un parque infantil se colocó en la de Puerto”. Este párrafo se puede leer en el segundo folio de la carta que Guillermo Concepción remitió a Soria y a la calle Génova, lo que significa que si nadie en ese partido ha actuado, no habrá sido por una atolondrada “falta de ignorancia”. Este dato, como recordarán nuestros lectores, se lo ofrecimos hace algunos meses en este periódico, lo que nos costó serios disgustos con amigos de Fuerteventura que defienden la limpieza de estas contrataciones. Pero algo debe haberse hecho mal como para que el viceprediente del Cabildo sostenga lo mismo.