Benito Codina lleva ya muchos meses labrándose con denuedo su porvenir político junto a Soria, para lo cual debe heber hecho todos sus deberes como teórico de la sociología, experto en la encuesta y en los análisis de masas, además de afamado estudioso de las inmensas posibilidades que presenta Venezuela, no ya como tierra de promisión, sino como bolsa de votos que todos se disputan. Tanto es su conocimiento de la octava isla que a él se le atribuye incluso la capacidad de haber llegado muy cerca del golpista Carmona, que saboreó con agradecimiento unos puros llegados de Canarias. De Codina se sabe también que es un experto en el diseño de loterías y apuestas mutuas deportivo benéficas, pero esa es otra historia. Ahora, especialmente este fin de semana, suena con intensidad su nombre como muy probable hombre fuerte tras el hombre más fuerte, lo que automáticamente nos llevaría a pensar que el señor Pablo Matos ha caído en desgracia. No tanto como su amigo del alma Guillermo Guigou, nos apresuramos a aclarar, pero en desgracia al fin y al cabo. Y ya se sabe cómo son las desgracias con Soria, que nunca vienen solas.