En algunos sectores del Partido Socialista sabían que Blas Trujillo andaba con una pierna dentro y la otra fuera, que los sucesivos desencuentros que ha ido teniendo los últimos años con la dirección regional de antes y de ahora le animaban por lo menos a pensarse algunas de las ofertas que le llegaban del mundo de la empresa privada. Pero a otros socialistas el anuncio de que este isletero, que acaba de cumplir los cincuenta, abandona la primera línea política les cogió por sorpresa. Así lo publicó este lunes Canarias7, que entrevistaba al diputado cuando éste soltó el anuncio. Lo último que sabían de él era que Jerónimo Saavedra lo pretendía para ser el número dos de su candidatura al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, el hombre fuerte del equipo municipal que el alcalde prepara estos días con el fin de mantener a los socialistas en el poder. La marcha de Chano Franquis al Cabildo como segundo de Carolina Darias le abría esa posibilidad, desechada por él cuando Saavedra lo llamó en el ecuador del mandato para que acudiera con la manguera y el extintor a apagar aquellos fuegos, incluso los fatuos. Aquel fue el penúltimo cabreo de Trujillo, que no entendía cómo le habían ofrecido lo mismo a Franquis en una suerte de concurso restringido al que él nunca se quiso presentar. Ahora parece haberle cabreado que no se contara con él para el Parlamento, que se le invitara a ingresar en la política municipal casi como única alternativa. Y por eso abre este paréntesis, que no tiene por qué ser definitivo.