Es la segunda teniente de alcalde, pero no termina de cuajar su mando en plaza. Se llama Isabel García Bolta, concejala de Cultura y de Fiestas, cuya relación personal y política con el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, parece condenada al fracaso. La cosa empezó mal cuando, recién desembarcado Cardona en la sexta planta del hotel de los líos, rechazó las pretensiones de la concejala de recuperar para las labores de gerencia de la Sociedad de Promoción de LPGC a Margarita Pérez, a la que sostuvo contra viento y marea en el mandato de Pepa Luzardo y que fue despedida tras la llegada de Jerónimo Saavedra al descubrirse que el agujero en la gestión era colosal. El pulso entre Bolta y Cardona por el nombre del gerente llegó a tal punto de desencuentro que acabó por consolidar al profesional que el PSOE había puesto al frente de la sociedad, Agustín Díaz, que debe estar haciéndolo muy bien porque ahí sigue. Tras ese primer choque, llegó el carnaval 2013 con sus experimentos y sus fracasos. Cardona no tuvo el menor recato en reconocer los fallos cometidos, atribuibles a su segunda teniente de alcalde. La desautorización se ha materializado ahora con los anuncios de que el Carnaval de 2014 regresará a conceptos y diseños de antaño, incluidos algunos instaurados en los ochenta por el entrañable Juan Rodríguez Doreste, el que implicó a Vegueta en la fiesta. Ahora, más recientemente, con el fichaje de un nuevo asesor de la alcaldía para asuntos relacionados con la cultura, la tensión parece recrudecerse. Cardona ha fichado a Miguel Ramírez, más conocido como el Colorado, promotor musical a través de su empresa Colorado Producciones, para que gestione el llamado Cubo de Santa Catalina. En la sexta planta del Metropole lo consideran, sin embargo, un catalizador frente a la concejala, a la que quieren someter a un severo marcaje. Y todo por el módico precio de 20.000 euros al año.