Se empieza a componer lo que pudiera convertirse en una auténtica bomba periodística y política en el barranco de Maspalomas. Todavía no estamos en disposición de contarlo todo con detalle porque nos lo impide una incompatibilidad objetiva que, en cuanto quede despejada, nos liberará. Cosas de la ética profesional de algunos de los intervinientes, cualidad que aún anida por ahí aunque lo crean marciano. Pero les podemos enseñar la patita para que vayan haciendo boca: por motivos aún por explicar, sigue sin adjudicarse una importante obra en el mencionado barranco tirajanero, una obra de clarísimo interés público alrededor de la cual la autoridad competente es incapaz de conjugar los intereses particulares con los de la colactividad en favor de estos últimos. La parte más morbosa de la historia la ponen personajes en presencia, como el cada vez más pintoresco José Manuel Arnaiz, que intereviene en un reparto, y dos empresarios históricamente enfrentados que vuelven a estarlo en este escenario, lo cual ya no es noticia. Alguna Administración del rango autonómico a la que se le ha ofrecido colaboración e información, da largas, lo que podría producir un naufragio donde nunca debió haber un problema.