Nada tenemos contra el césped artificial, vaya por delante, ni contra su utilización en determinadas instalaciones. Pero la verdad es que llama poderosamente la atención que en parterres de un municipio de medianías como Santa Brígida se plante este tipo de cubierta. Menos mal que es “de última generación”, como dice la empresa responsable de las plantaciones, y del modelo Bermuda de Verdalia, “que entre sus principales características cuenta con un monofilamento con nervio central que permite la recuperación del hilo ante cualquier aplastamiento, manteniendo la fibra levantada”. Es de agradecer que estos ecopijos no estén gobernando en municipios más áridos de la isla, porque nos podemos imaginar cómo decorarían los parterres y descampados.