Vaya, vaya con la palabra del presidente del Cabildo de Gran Canaria que está resultando ser preocupantemente inestable con tendencia a bono basura. Como recordarán, porque tampoco hace mucho del solemne pronunciamiento, José Miguel Bravo de Laguna aseguró públicamente que iba a reducir de manera drástica los gastos de la institución aplicando entre otras medidas un recorte en el número de consejeros liberados para el grupo de gobierno. Entre los afectados por esa medida se encontraba su hijo, Lucas Bravo de Laguna, alcalde de Santa Brígida, que según su padre no cobraría ni un euro del Cabildo al hacerlo por el Ayuntamiento que preside con mayoría absoluta desde el pasado 22 de mayo. Pues bien, un decreto firmado por el presidente el pasado día 13 echa por tierra aquel solemne compromiso. Con fecha 14 de octubre, según ese decreto, Lucas Bravo de Laguna fue dado de alta en el Régimen General de la Seguridad Social para percibir como consejero de Deportes las retribuciones correspondientes a ese cargo recogidas en “la base 71.3 de la Ejecución del Presupuesto” de esa Corporación. El salario que pasa a percibir el hijo del presidente superará los 60.000 euros brutos al año. A falta de una nota oficial del Ayuntamiento que explique cuál pasa a ser su situación en los presupuestos municipales, el Niño Bravo podría estar cobrando en estos momentos dos salarios.