Decía el alcalde de Santa Brígida hace unos pocos días que no le parece nada bien que en torno a las investigaciones por corrupción en su Ayuntamiento se monten “circos mediáticos”. Se refería el Niño Bravo a los padecimientos de sus compañeros y ex compañeros de Corporación y del PP, que habían sido detenidos por la Guardia Civil para su interrogatorio y la posterior puesta a disposición del juez. “Hubiera bastado una citación”, dijo a los periodistas, “y luego que les imputaran lo que hiciera falta”. Claro, es cierto, como se hace con cualquier presunto delincuente sospechoso: se le manda una citación a su casa, con acuse de recibo, y a esperarlo, que esto es Jauja. Lo que no sabemos a ciencia cierta es si cuando dijo estas cosas, Bravo de Laguna ya sabía que estaba imputado por un juez y que estaba a punto de serlo por otro, a propuesta de la Guardia Civil.