Pistoletazo de salida a las primeras fiestas fundacionales de la era Luzardo y primera polémica. Se produjo este mismo martes, día en que se hacía entrega de los premios de pintura convocados con motivo de esos fastos. El premio recayó en el artista Ubay Murillo, también conocido como Pipo, que obtuvo el galardón de entre los veinticuatro finalistas seleccionados por un jurado compuesto por Orlando Franco (presidente), Manuel Ojeda, Christian Perazzone, Mariano de Santa Ana y Ana Buil Feliu. Hasta aquí todo normal. El mosqueo comenzó cuando Pipo, el ganador, tuvo un desliz, consistente en comentar antes de tiempo a alguno de sus rivales que él era el ungido, que él seria el premiado. Pero no en plan pitoniso, sino con esa seguridad del que maneja el dato cierto. Y acertó, claro. Los malos malones que siempre hay en estas cosas miran para el miembro del jurado mentor del ganador, por mucho que se insistiera que hubo unanimidad, tanto para el primer premio como para los otros dos Alby Álamo y Margot Delgado.