El presidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas, que en breve pasará a llamarse de Gran Canaria, fue absolutamente inmisericorde con la clase política canaria. “Tenemos los peores políticos”, dijo sin recato, y se quejó de que “no tengamos un Maradona” que sea capaz de poner de acuerdo a todas las administraciones con competencia en el turismo para que puedan salir adelante proyectos verdaderamente audaces. Para que el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana se deje de peleas de porteras y se ponga a aprobar su Plan General. Para que los dineros públicos se inviertan en ese municipio en clave económica y no electoralista, y hasta para que se cambien las lonas de las hamacas o haya unos chill-outs decentes en lugar de chiringuitos donde te sacan los ojos (y la yema del otro) por una botella de agua. Por criticar, Tadeo fue radical con la RIC, de la que dijo que fue “un engaño para los empresarios”, y con la política de subvenciones, particularmente los Fondos de Incentivos Regionales, a su juicio otorgados antes de que cualquier pudiera optar a ellos.