Es evidente que la llamada trama eólica tiene ahora mismo en la figura de Celso Perdomo el papagüevo preferido de todos los que se echaron a correr dentro del PP cuando el kiosko se vino abajo. Pero más cierto es que Perdomo ha preferido voluntariamente convertirse en esa festiva figura y evitar pronunciar palabra alguna ante el juez. Pero como dicen los que se manejan bien en esto del ordenamiento jurídico, la vista oral, o juicio, es el momento culmen de todo procedimiento judicial, donde han de producirse la contradicción, e incluso la duda, de modo que se alcance la verdad sobre lo ocurrido. O lo que más se acerque a ella. Pero, ¿qué pretende encontrar Perdomo en las grabaciones del Parlamento que no ha encontrado en las abundantes reseñas periodísticas? Ah, el juicio es con jurado. Y con pantalla gigante, si es menester.