La verdad es que tanto insistir en que este Gobierno se va con la “cabeza bien alta y las manos limpias” que a uno le da que pensar. Y pensar mal. Corrupciones aparte, que esperamos se aclaren llegado el momento procesal oportuno (que empiecen por Canarias, por favor), convendría hacerles el gusto de explicar en sede parlamentaria a qué se refieren exactamente con las manos limpias. Si fuera, por un casual, la aventura guerrera, la penosa gestión de la crisis de los atentados y la desclasificación de papeles del Centro Nacional de Inteligencia, nos podemos imaginar la cara que se les pondrá a algunos si, por ejemplo, el PNV o ERC tienen la idea de reclamar una comisión de investigación sobre todo lo ocurrido. El PP mirará hacia el PSOE con cara de corderito camino del matadero, y si los socialistas cumplen con su promesa de permitir todas las comisiones de investigación, nos enteraremos de todo. Y Ánsar volverá a ser entrevistado, y dirá lo mismo de las manos limpias. De la conciencia, del cargo de conciencia, no dirá nada, como tampoco hizo anoche.