Es de película barata esta Loca Academia moganera: el jefe cruza el barranco de Arguineguín con otro sargento, deja el territorio gondolero atrás sólo para jeringar a dos de los suyos y se arriesga a que, de vuelta a Mogán, se encuentre con la frontera cerrada. O con algún perreta limpiando algo más que escopetas. Menos mal que nuestro admirado cabo Santana también había cruzado el río Pecos. ¿Y hacia dónde? Pues hacia los mismos Juzgados de San Bartolomé, oiga, que este lunes había fiesta de la grande. Menudo rapapolvo se llevó del juez que atendió sus amables advertencias de hace unas semanas a un taxista: era el mismo que tuvo que suspender el juicio por amenazas contra un periodista la semana pasada porque el cabo no tenía abogado (sic). ¿Pero no estaba de baja? Lo dicho, Paquirrín, como para cambiar de videoclub el 27 de mayo, antes de que la fiebre alcance más arriba de Puerto Rico.