El repliegue plateado hacia los cuarteles camerales se ha hecho efectivo. Ya el hombre no es el que era, ni le brillan los ojos con la misma intensidad, ni lo invitan a todos los acontecimientos sociales en los que hasta hace poco era imprescindible su presencia. Ya se ha cumplido uno de los encargos realizados desde el núcleo duro, despojar de galones a José Luis Peláez Castillo por aquella veleidad suya de hacerse portavoz de la Cámara y meterse con Tony Rivero como si fuera un sparring. Peláez Castillo ha sabido reconocer su error y, además de dimitir de lo dimitible, ha devuelto la tarjeta de crédito, el teléfono móvil y el despacho. Los encargados de la reestructuración cameral (verán que “reestructuración” es la palabra del día) ya están afilando los cuchillos para dar la voz de “pase el siguiente”. Y dicen que el siguiente es Juan Rodríguez Betancor, el hombre plateado en Telde, que fuera concejal de Urbanismo de la ciudad y ahora muy especializado en cursos de formación. Todo ello, como les hemos venido contando, en aplicación de las instrucciones de la superioridad de que todo vuelva a la normalidad anterior a la tormenta plateada.