Cumplimentados los honores de ordenanza ante la rectificación de Mari Carmen Hernández Bento, analicemos la cartita de marras enviada por el señor subdelegado del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife, al que seguramente la madre natura no lo condujo nunca por el recto camino de la oportunidad y de la prudencia. Porque, independientemente del celo por la legalidad que ha de guardar cualquier responsable público (que para eso les pagamos), le perdió la extemporaneidad con la que está cayendo. Porque es evidente que de ese escrito se infiere una orden concreta al Ayuntamiento de El Rosario para que apartara de sí la tentación de acogerse a convenios con el Servicio Canario de Empleo para contratar trabajadores por tiempo parcial para la realización de obras. La contundencia del escrito del subdelegado puso a temblar a los regidores municipales, sujetos en estos momentos a la tiranía presupuestaria del plan de ajustes impuesto por el Gobierno central para acogerse a los préstamos para el pago de facturas de proveedores. Y el miedo corrió de ayuntamiento en ayuntamiento hasta conseguir que se retrasaran los acuerdos plenarios que debían dar lugar a la celebración de los convenios para aplicar el plan de choque. La consejera de Empleo, que es catedrática de Derecho del Trabajo puede presumir, como lo hizo ayer en La Molienda, de saber de Derecho. Y sus motivos tiene para estar cabreada: a su juicio, la zancadilla de la subdelegación ha retrasado que muchos canarios puedan tener más cerca un puesto de trabajo temporal con el que salir un poco de esta situación tan calamitosa.