También debemos a la Fiscalía de Canarias uno de los archivos más escandalosos de la historia judicial canaria, el de las conversaciones detectadas por la Policía entre el empresario Santiago Santana Cazorla y distintos altos cargos del Gobierno de Canarias, desde el consejero de Política Territorial, Domingo Berriel, hasta el presidente Adán Martín, pasando por su jefe de gabinete, su seguro servidor Salvador Iglesias. Por si no lo recuerdan, fueron las conversaciones en las que Santana Cazorla pedía que Berriel apretara “los tosnillos” a los funcionarios que ponían impedimentos a las camas en Anfi Tauro, la urbanización que invitó a Soria a la pesca del salmón. Las conversaciones se grabaron en el curso de una investigación a la que la fiscalía no ha prestado mucho interés, la del caso Góndola, de presunta corrupción en el municipio de Mogán, con su alcalde imputado por media docena de delitos. No olviden que, además de Paquirrín, de Santana Cazorla y de unos cuantos concejales, en las conversaciones intervenidas por orden del juez Alexis Reyes se hacía mención a los hermanos Soria: al mayor porque el empresario Santana Cazorla tenía que responder a una petición suya, y al menor, Luis, por ser el destinatario de la petición del mayor, José Manuel.