Román Rodríguez ya no lo musita en la discreción de una conversación privada. Lo dice a pulmón lleno y en las emisoras de radio: habrá moción de censura en la ciudad de Telde para descabalgar al PP de la alcaldía. O, dicho en román paladino de La Aldea, pueblo natal del presidente de Nueva Canarias: “Manolo (Soria) donde las dan, las toman”. Rodríguez mueve fichas para aplacar las corrientes internas que hierven dentro de su partido y socios satélites contra el acuerdo electoral con Coalición Canaria, que habrá de salir adelante aún a costa de dejarse algunos jirones por el camino. Por eso debe ir presentando en sociedad algunos de los beneficios que tal acuerdo puede generar a sus inquietos seguidores. Y Telde no es moco de pavo, por mucho que para el éxito de la misión sea también necesario el concurso del PSOE y de Más por Telde. ¿Y de ese concejal del CCN llamado Juan Martel? No habrá problema, nos recalcan. Martel está integrado en el grupo de gobierno gracias al actual pacto del PP con Ciuca y CC-CCN, y no opondrá ninguna resistencia a una nueva mayoría de CC-CCN con el PSOE y Nueva Canarias, que volvería a asumir la alcaldía de la ciudad. Esa rama civilizada del CCN es posible que no adopte la misma posición si se diera o diese la oportunidad de una moción de censura en el Cabildo de Gran Canaria. Su presidente, José Miguel Bravo de Laguna, del PP, está convencido de que logrará mantener bajo su disciplina al único consejero del partido de Nacho González, Juan Domínguez, que prepara junto a Matías Campos los estatutos de un nuevo partido federado al CCN que a su vez está federado a CC. Y tiran porque les toca. En los cuarteles de CC restan importancia a esa anarquía: “El CCN es una empresa; hablaremos con el dueño”. Veremos.