Hubo emoción este domingo en un colegio electoral de La Laguna cuando acudió a emitir su voto un elector ciego. Era la primera vez que este colectivo de personas podía ejercer su derecho sin necesidad de tener que ir acompañadas de alguien que les escogiera las papeletas. 73 personas se inscribieron para acogerse a esta primera experiencia, 39 en Santa Cruz de Tenerife y 34 en la de Las Palmas. En el caso que nos ocupa, el invidente se emocionó tanto que pidió a todos los presentes, interventores, apoderados, agentes y otros electores un aplauso conmemorativo y emocionado. El presidente de la mesa le dio la opción de llevarse el dispositivo de voto, que permite utilizar el código braille, lo que aceptó gustoso el protagonista de la anécdota. Cierto es que, en caso de no llevárselo, la norma obliga a destruirlo, de modo que se garantice la confidencialidad del voto.