No hace falta leer ningún tratado al uso para concluir que hay tipos que son auténticamente intragables. Uno de ellos es el ministro español de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos. Conocido como Paco, para sus amigos, que los tiene también en Canarias desde hace un tiempo, fue en su día martillo de herejes cuando ejercía de oposición al Gobierno del PSOE. Muchos sabían que ya en la Universidad era el delegado de curso versión facha. Cazador impenitente (con compañeros canarios de partida) es una ruina. Desde aquí, desde las Islas, somos conscientes de que tenemos auténticos monstruos comparados con este gestor de la honradez: plataforma digital que nos metió como dogma de fe pepera al Gobierno de Aznar para acabar siendo inviable y pagada por todos los accionistas de Telefónica. Nada les contamos del Prestige que ustedes no sepan, y ahora el AVE: miles de millones de euros suyos y nuestros que se han dilapidado gracias a esta joya. Pongámonos dramáticos e imaginemos que este hombre aparece por Canarias, como político o como ingeniero. Muchos nos confesaremos objetores de Cascos, y hasta pensaríamos en un club de fans.