Ya saben que el último caso de político embriagado de poder y de alcohol y con un volante en las manos es el del alcalde de San Juan de la Rambla, Tenerife, Tomás Mesa, que duplicaba las tasas permitidas cuando ocasionó un accidente en Santa Cruz de Tenerife que obligó a intervenir a la Policía Local. El PP, su partido, le ha abierto expediente, de esos que se abren para que nada ocurra, como hizo con Sigfrid Soria, miembro de la junta directiva nacional del partido, que profirió graves amenazas desde su cuenta en Twitter a raíz de las polémicas sobre los escarches: “Si algún perroflauta me acosa por la calle, me intimida o me agreda, la ostia que se lleva ni se la va a creer”, o “Y digo más, si algún perroflauta agrediera a alguna de mis hijas, LE ARRANCO LA CABEZA”. En abril de 2013 Asier Antona dijo que lo apartarían de sus funciones orgánicas de inmediato y aún no lo han hecho. Dicen que con Tomás Mesa la cosa no será así porque, además de conducir borracho, que es delito y está muy feo, el alcalde de San Juan de la Rambla puede haber ido a ejercer ese cargo templado como un requinto, según han asegurado otros concejales, lo que ya alarma a los populares por las consecuencias previsibles, según han dicho. Será, puestos a preocuparnos igual que ellos, que consideran que los delitos cometidos fuera del ejercicio del cargo no computan para una expulsión, o será porque en este caso no se puede pedir al regidor templario que pase el bastón de alcalde a otro concejal o directamente retirarle su apoyo como alcalde para poner a otro, porque que él es el único que tiene ese partido en el municipio. Esa soledad y la querencia a la barra, que no es sobrevenida no fueron obstáculos para que Coalición Canaria lo apoyara, en una moción de censura de las alambicadas, para desalojar a la alcaldesa Fidela Velázquez, que ahora, claro, pide la dimisión de su sustituto. El negocio censurante no pudo haberles salido peor. Si Aznar supiera el daño que ha hecho a su partido con aquellas sandeces sobre el vino y la conducción, probablemente se sentiría orgulloso y escribiría un tercer tomo de memorias.