En un alarde de manipulación digno de cualquier cadena bananera, la Televisión Canaria intentó comparar el escándalo de Las Teresitas con el que protagonizó un director general del Tesoro de esta sucesión interminable de gobiernos nacionalistas. De repente, como quien no quiere la cosa, el conductor del programa dio paso a una conexión telefónica con Alberto Amorós, que saludó confesando en qué momento memorable de su vida había sido sorprendido: en pijama. El caso Amorós, que Coalición Canaria tuvo que canjear con el PP a cambio de salvar a los hermanos Soria en el escándalo eólico, fue el escogido por los cerebros de la autonómica para hacer pasar por víctima de una cacería mediática (¿a qué nos suena esto, por Dios?) a Miguel Zerolo y, de paso, a tutti cuanti de este lado del hemisferio sufren investigaciones penales por casos de corrupción.