Vuelven a aparecer novedades del caso Las Teresitas, ese que pone tan nerviosos a los imputados de ATI y a los que no son imputados, pero son de ATI, como Ricardo Melchior, que saca lo más oscuro y profundo de sus creencias políticas cuando se le menciona la bicha. La magistrada Carla Bellini ha dado un paso más en la determinación de las presuntas responsabilidades en las que han podido incurrir los imputados, y ha añadido a algunos de ellos el feo delito del cohecho. Es decir, recibir un soborno a cambio de un determinado servicio. Veamos pues: si los acusados de cohechar eran concejales de la oposición en el Ayuntamiento de Santa Cruz y supuestamente recibieron unos milloncejos de nada (se habla de 120.000 euros por barba) para apoyar el pelotazo, ¿cómo es posible que a estas alturas no conozcamos oficialmente los nombres de los que pagaron? Porque, que sepamos, para que haya un tomante tiene que haber un dante. Y dicen que son dos, y requeteconocidos.