Puede que tan sólo se trate de una ocurrencia sin mayor importancia, pero el tema dio juego. Por ejemplo, el suficiente para tener más datos del porqué de la ausencia de Afonso en esa reunión de que les hablamos. El edil sin tardar mucho dio muestra de hasta dónde llega en temas importantes. Para él está claro que jamás podrá haber una zona de acampada porque las ordenanzas lo prohíben, ahí y en cualquier otro punto de la ciudad. Le faltó añadir “y los que mandamos no estamos por la labor de cambiar nada”. Porque si ése es el único problema, no hay más que acordar en un pleno cualquiera la variación, siempre que ése fuera el sentimiento ciudadano. Abundando en la propuesta de Setién, ese parque al servicio del ciudadano podría tener un uso múltiple y por qué no, el de acampadas bien reguladas y, si se quiere, en tono suntuario. Eso sí, piensen algo pronto, antes de que a su jefe Soria le ronde la cabeza otro casino. Imagínense: acampada, sancochito y ruleta. Purita calidad de vida.