Efectivamente, el yerno de ese pedazo de concejal que fue Antonio Naranjo entró a relacionarse con el Ayuntamiento porque alguien lo metió en la contrata que se hizo con el concurso de jardinería de la ciudad, otorgado en tiempos de Pepa a FCC-Santana Cazorla. El chico fue inmediatamente trasladado a unas oficinas municipales, posiblemente sin querer, de modo que a continuación pudiera denunciar al Ayuntamiento por cesión ilegal de trabajadores. Y ustedes se preguntarán quién ganó el pleito. Y nosotros, que somos así de malvados, les contamos que no estuvo muy ducho el consistorio tampoco en la defensa de los intereses municipales, ni se hizo el menor esfuerzo por investigar cómo se pudo cometer esa cesión ilegal. El empleado de la contrata pasó a ser, de buenas a primeras, laboral fijo del Ayuntamiento. Otro pegado a la teta madre.