No es por señalar, que es de mala educación, pero tanta fijación del alcalde de Mogán con Aguas de Arguineguín -¿sería por tanto esta la apuesta de Silverio Hernández?-, hasta el punto de espetar que saca adelante la cosa acuífera “aunque sea lo último que haga”, nos da por estrujarnos el cerebro y arramblar con el abecedario sureño completo. A saber: a) a Paquirrín no le debe gustar la cercanía de Compromiso por su municipio, de la mano de los Bueno [de Veneguera, no de la Super] y tan cerca de Oller; b) a Paquirrín le debe pesar que la competencia de Aguas de Arguineguín y actora en presencia en este asunto la dirija su compañero del PP y alcaldable de LPGC Juanjo Cardona, desde el Grupo Santana Cazorla y su participada Aquatauro; c) a Paquirrín se le va la olla cada vez que habla con interlocutores asombrados por su verborrea gondolera... y z) la juez Mónica Oliva va a tener más material fungible que unir a los tomos ya trabajaditos por el magistrado José Alexis Reyes, en ese pedazo de caso Góndola. Vamos, que las aguas turbias de Mogán prometen otro culebrón preelectoral.