Más conclusiones en esta resolución de la crisis: hay concejales de primera y de segunda en el grupo de gobierno socialista, y a lo mejor hay que dotar de movilidad vertical al invento. Puede haber más energía ociosa en la segunda escala que en quizás con hacer un esfuerzo por levantar la cabeza y ver más allá del exiguo catálogo al que siempre se recurre cuando hay un zurcido o un fregado. Porque la gente en la calle que se movilizó ante la buena nueva de que Luzardo fuera sólo una pesadilla cree que las fuerzas creativas y de progreso, las llamadas a producir un auténtico cambio, no están dentro del consistorio. Los funcionarios que no son de nadie son filopeperos por tantos años de régimen. Así pues, quizás convenga ir encerrando al funcionario retardatario con concejales justitos en el surtido técnico y de gestión para que salga lo que tiene que salir, es decir, nada.