Y por último, tampoco esquivó JF la pregunta del millón de dólares: ¿dejará el cargo de secretario general del PSC-PSOE con su nueva responsabilidad europea? Su respuesta está en nuestra portada y aunque su situación de “disponible” ya era conocida, JF dio un paso más y tras recordar que ya ha estado 20 años “como militante de base” y es una opción legítima que a nadie debe afearse, puso sobre el micrófono una condición que deberá cumplir quien lo releve, sea éste “hombre o mujer”: que deje “a ATI en la oposición” y que este objetivo lo cumpla con las palabras y con los hechos porque si hay nuevo secretario general dos deben ser sus máximas para contar con su apoyo: “que lo diga y que lo haga”. También se mostró muy molesto con un medio de comunicación, que no especificó, y que el día en que todo el mundo brindaba por su nominación, le dedicó tres artículos con gruesos ataques personales. Porque JF se queja de que toda la dulzura y delicadeza que reciben CC y PP en una buena parte de la prensa insular, a pesar de sus escándalos, se transforma en agresividad contra su persona por su poco grata labor de denunciarlos y evitar la impunidad. Sensación que extendió a la cámara autonómica, que se le hizo “irrespirable” cuando comprobó que el Gobierno la usa no ya para rendir cuentas e incluso atacar a la oposición, sino para la “miseria y bajeza moral” que significa la “caza al hombre”, evidenciando un comportamiento “obsesivo, neurótico y ridículo” contra él que se asemeja más a un “kindergarden” que a un Parlamento. Ni que hubiera leído a Pepe Alemán...