Les rogamos se sitúen a principios del año 2004, cuando se procedía a renovar una parte del consejo de administración de la Autoridad Portuaria, y más concretamente la representación empresarial. Cesaban en sus cargos el ex presidente de la Confederación de Empresarios, Antonio Rivero, y el secretario general de esa patronal, José Cristóbal García. Le iban a sustituir, como así fue finalmente, el presidente electo de la CCE, Mario Rodríguez, y otro empresario de peso en el sector portuario, Germán Suárez. Pero el fortalecimiento de la representación empresarial incluia un nombre más, también a incorporar por el tercio de las empresas portuarias, en este caso en sustitución del incombustible José Juan Rodríguez Castillo. Ese hombre era Javier Esquível, presidente de OPCSA. Para este empresario, Arnáiz reservaba la vicepresidencia del organismo, según consta en la nota manuscrita de la que es autor Arnáiz, nota que les acercamos y que seguimos desentrañando para todos ustedes. De algo se conocerían, a no ser que entre ellos se aplicaran desde entonces aquella sabia frase de Severo Ochoa: “No somos amigos, ni siquiera conocidos; somos saludados”.