Pepe Moreno le dio muchas vueltas a la entrevista que le hizo a Fernando Ríos tratando de encontrar una rendija por la que echar una manita al secretario general de Presidencia del Gobierno, que quería transmitir que si el Gobierno no se movió antes fue porque trabajaba en la sombra. (Cojum, cojum). De hecho, llegó a destacar como grandes hitos la presencia de Soria aquella noche de coladera en el avión y la reunión de Paulino con Zapatero en La Moncloa. Luego, acabados los fastos, Ríos se sitúa en el consejo de gobierno del martes, que calificó de “casi monográfico” sobre las consecuencias del accidente. Y ya conocen ustedes los acuerdos de esa trascendental reunión: encargar un informe para conocer la situación socioeconomómica en que quedan los más allegados a las víctimas y nombrar a Ríos representante del Gobierno en la muy mentada oficina de atención a las víctimas en la Delegación del Gobierno. Nos imaginamos los consejos de trámite, ¡qué desmelene! Felicitamos a Pepe Moreno por sus infructuosas maniobras de salvamento y socorrismo. Al Gobierno, en otra ocasión más propicia, si no es molestia.