Existen errores y horrores. Un Ayuntamiento puede cometer negligencia in vigilando por no meter en cintura a una compañía suministradora de aguas o a la que instala unas membranas nocivas para la salud. Pero cuando un organismo público actúa de modo activo en contra de la seguridad de los ciudadanos, el error se convierte en horror. Parece haber incurrido en una metedura de pata colosal la Televisión Canaria contratando un helicóptero que no cumple con los preceptos básicos de circulación aérea con el único objeto de darse el pisto durante el partido de fútbol entre el Tenerife y la UD Las Palmas. Si se confirman las informaciones conocidas este martes sobre las sanciones que le pueden caer a La Nuestra, estaríamos ante una negligencia colosal, exclusivamente explicable por la magada de nuevos ricos que a sólo se les puede ocurrir a los rectores públicos que tenemos.