Las grandes organizaciones criminales siempre terminan sucumbiendo por culpa de alguna inesperada rendija por la que se cuela de repente la Justicia. Todo apunta a que la rendija de esta organización descubierta en Lanzarote se llama Fernando Becerra, que sólo maneja informaciones parciales de lo que están haciendo los que realmente mueven el cotarro. En su declaración ante el juez Pamparacuatro, Becerra se revela como un auténtico correveidile que maneja la información justa para poder conseguir los encargos que le hace Luis Lleó a cambio de unas comisiones que pueden considerarse míseras si se las compara con los beneficios que pudieron haber alcanzado sus mandantes de haber sido buena la veta que Becerra creyó haber obtenido con Carlos Espino. Hasta es capaz de trasladar al consejero socialista en el Cabildo una hoja de ruta de lo que debía hacer para desbloquear los negocios de Lleó en Costa Roja a cambio de la referida comisión de 450.000 euros o unas participaciones en los negocios futuros.