Pero el desprecio de Pérez-Camacho hacia la mujer no es endemismo exclusivamente parlamentario. En el mundo empresarial canario se reproducen con preocupante frecuencia situaciones similares que conviene neutralizar. Ni siquiera los pretendidamente adornados por la nobleza han aprendido la lección y continúan tratando a las mujeres como si de floreros se tratara. Jaime Cortezo, presidente del llamado Centro de Estrategias Empresariales, un invento de José Miguel Suárez Gil para emular a las asociaciones donde dicen que está el PIB, es el autor de una ofensiva frase que circula de boca en boca por los ambientes empresariales isleños. Al presentar la junta directiva de ese lobby llamó a cierta empresaria de la construcción de apellido Marrero para integrarla en la directiva. ¿Para la presidencia?, preguntó la interesada. No, que la presidencia es para mí, afirmó ambicioso el empresario de Hoya Pozuelo, imputado por estafa. ¿Para la vicepresidencia?, volvieron a preguntarle. No, que ya tengo a otra Marrero. Entonces, ¿para qué me quieres? “Necesito una mujer y África es tonta”, afirmó sin recato. Si a este portento lo nombran ministro de exteriores le declara la guerra a Kosovo por cuestión fronteriza.