Un fiera don Fernando González Santana, hombre con flema donde los haya y con la más ágil cintura política que se conoce en la nacionalidad toda. Ya ha decidido no renunciar a su acta de parlamentario pese a haber sido designado viceconsejero, lo que supone un incumplimiento de los mandatos internos de su partido. Pero como ya está demostrado que esos acuerdos son papel mojado, no vale la pena amargarse ahora. No sabemos, sin embargo, a qué se debe ese enroque, si a su amulamiento natural y a las ganas de apoltronarse para tremendas siestas en Teobaldo Power, o porque si renuncia el que entra es Pedro Quevedo, hombre romaní, como se sabe.