Hay que decir, como cuestión previa, que Victoria Casas tiene en estos momentos recurrida una sentencia de primera instancia que le condenó a pagar 9.000 euros al Niño Bravo por una intromisión ilegítima en su honor precisamente por algunos comentarios de ciudadanos que ella publicó en su blog. Fue otra de esas sentencias ilógicas que antepuso el honor del político (constitucionalmente reconocido como derecho menguado) a la libertad de expresión, y todo ello en un órgano de circulación minoritario. Pero tal sentencia ha valido al alcalde de Santa Brígida para ejercer sobre la concejal la censura previa (previa a la demanda, queremos decir), de manera que cuando lee en el blog algo que le irrita, le manda un burofax instándole a quitar los comentarios que considera ofensivos, so pena de volver a empaquetarla. En esta ocasión, ha ordenado a Casas retirar tres opiniones de ciudadanos, dos de ellos referidos a la la psiquiatría.