Discrepamos cordialmente del presidente de la Confederación Canaria de Empresarios, Sebastián Grisaleña, que ha dado por zanjada la crisis de la patronal culpando a “un solo señor”. Y discrepamos porque ni la crisis está cerrada ni es cierto que el señor que él señala sea el responsable de lo ocurrido. Ni de lo que falta por ocurrir. Puede que, de haber un responsable en la Confederación, ese no sea otro que Grisaleña, que se ha tenido que rendir ante las presiones del poder portuario y las apetencias del poder político. Y en lugar de elogiar la integridad de uno de los empresarios más veteranos, que con buen criterio hablaba este miércoles de vender más caros los votos en la Autoridad Portuaria, se ha echado nuevamente en manos de los que han colocado en muy mal lugar la imagen y la ética de los representantes de la CCE.