Si por arte de birlibirloque Benito Codina regresara a la casa madre, a su PP del alma, podría encontrarse con que el año que viene esté presidido en Canarias por Cristina Tavío, a la que puso a caer de un burro en 2005 precisamente por ser cómplice de aquel reparto de poder entre Soria y CC con tres consejeros conservadores de la provincia de Las Palmas, y él de pijoaparte inmolándose a lo bonzo. Porque, queridísimos, las cosas empiezan a desenvolverse en dirección distinta a lo visto hasta hace unos meses en el PP insular. Cristina Tavío, despreciada por Soria a pesar de sus brillantes resultados electorales, ha decidido que mejor se queda en Tenerife y que sea su presidente regional el que ponga océano de por medio. Sabe que Soria quiere marcharse a hacerse los madriles en el puesto que Rajoy le asigne y que, de ese modo, quedará abierta la vía de un congreso al que pueda optar si renuncia a ir en las listas del 20-N. Porque, según los estatutos del PP, la condición de diputado o eurodiputado es incompatible con la presidencia o la secretaría general insular, regional o provincial del partido. Tendrá que entenderse para tales propósitos con los Bravo de Laguna, que se fortalecen en Gran Canaria para hacerse con las riendas de la organización. Más los gallos tapados que en todos lados hay, y cerquita de Tavío en Tenerife tenemos detectados unos cuantos que se destaparán en el momento procesal más inoportuno.