Es más que probable que determinadas conversaciones grabadas por la Policía en el marco de la operación Góndola (presunta corrupción del PP y otros en el municipio de Mogán) pasen a la historia de Canarias como ejemplo palmario del compadreo que se da en las alturas del régimen entre políticos y empresarios, a mayor gloria del negociete y en detrimento del interés general. Muchas de esas conversaciones servirán para sentar en el banquillo de los acusados a algunos personajes, todos ellos de segundo nivel, una vez otras intervenciones telefónicas de alto voltaje fueran archivadas por el más alto tribunal canario por considerarlas inocuas, insípidas, incoloras e incluso insolentes. Esas conversaciones incluían la apertura de la doctrina del tosnillo, aquella por la que un empresario pedía a un consejero del Gobierno que presionara cariñosamente a un alto funcionario para que, paradójicamente, aflojara un punto. Pero, ¿y qué tiene que ver esto con el Consejo Consultivo?